Octubre es una celebración a nivel nacional de la prevención del abuso de sustancias. Esta conmemoración comenzó desde 2011 y desde entonces, ha sido un mes para enaltecer la importancia de la prevención tanto de manera individual como colectiva sobre el abuso de sustancias.
El abuso de sustancias no es una condición en la que una persona debe ser etiquetado o señalado, es un problema de salud como cualquier otro y como tal, se debe de atender con profesionalismo e igualdad.
Mucho se habla sobre la competencia cultural cuando se trata de recibir algún servicio o tratamiento de parte de alguna organización o dependencia, pero, ¿qué es lo que realmente significa?
De acuerdo con una publicación de la Administración de Servicios de Salud Mental y Abuso de Sustancias (SAMHSA) por sus siglas en inglés, la competencia cultural es un conjunto de comportamientos, actitudes y políticas congruentes que se unen en un sistema, agencia o entre profesionales y permiten que el sistema, la agencia o los profesionales trabajen de manera efectiva en situaciones interculturales. En otras palabras, proveen servicios por igual sin importar las condiciones culturales de los individuos y esto hace que la calidad y la equidad sea igualitaria.
Otra manera de definir la competencia cultural es: la capacidad de comprender las influencias socioculturales en las creencias/comportamientos de salud de los pacientes, y cómo interactúan, y transforman ese conocimiento en "estándares, políticas, prácticas y actitudes específicas que se utilizan en entornos culturales apropiados para aumentar la calidad de los servicios”
No se trata solo de conocer, se trata de aplicar la competencia cultural sin importar las diferencias o condiciones económicas y/o socioculturales. Se da a través de las actitudes, interacción, comunicación efectiva, dinamismo, desenvolvimiento entre diversas culturas. Al considerar la competencia cultural en los distintos niveles de operación de las instancias, se abren oportunidades y se derriban barreras, se acerca la gente a los servicios y se fortalece la confianza.
Cuando se trata de servicios que están relacionados al abuso de sustancias o salud mental, hay mucho por hacer ya que son enfermedades que están bajo las sombras y entre las mismas comunidades falta más apertura para tener un buen sistema de apoyo y buscar una atención eficaz y a tiempo.
Por el otro lado, los profesionales o agencias encargados de proveer servicios a las comunidades, deben tener la capacidad necesaria para crear ambientes en donde los usuarios se sientan tomados en cuenta, atendidos, escuchados sin ser juzgados y que sobre todo se les brinden servicios por igual.
La comunidad tiene una tarea que cumplir para hacer valer estas buenas prácticas. También es necesario tomar en cuenta que para favorecer estos ambientes no solo están en la manera de recibir un buen trato, sino en la manera en que se solicitan o se compromete.
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